| Los 400 km que separan Huaraz de Lima los recorrimos en ocho horas de autobus por la noche, intentando dormir aunque no con mucho exito. Llegamos a la capital de Peru a las 6 de la mañana cansados y con sueño con esperanza de encontrar rapido un hostal donde poder echar una cabezadita. Nos habian recomendado buscar hospedaje en el barrio Miraflores, ya que el resto de la ciudad no es muy segura, el problema es que todos los hostales de esta zona estaban a tope y nos costo casi tres horas encontrar donde caer muertos. Ya descansados salimos a conocer la ciudad, ya habiamos callejeado bastante el barrio Miraflores en nuestra busqueda por lo que fuimos paseando hasta el malecon, que recorre parte de los muchos kilometros de litoral que tiene la ciudad. Este es el barrio mas moderno de la ciudad, con edificios nuevos, urbanizaciones privadas, centros comerciales...y muy cuidado y limpio. A la mañana siguiente antes de coger el autobus hacia Ica, cogimos un destartalado combi hacia el centro historico para conocer la correspondiente plaza de armas. Este trayecto se hizo bastante largo ya que en el plano parecia que estabamos mas cerca pero entre el trafico que habia y las paradas que va haciendo el combi en cualquier sitio donde la gente se quiere subir o bajar, se hace eterno. Una vez vista la plaza y sus aledaños nos dirigimos hacia la estacion de autobuses para emprender nuestro camino hacia Ica. Nada mas llegar a Ica cogimos un combi hasta Huacachina, a 5 km, nuestro nuevo destino, un oasis en mitad del desierto. Despues de dejar las cosas en el hostal, paseamos alrededor de la laguna repleta de tiendas, restaurantes y hostales. En la laguna alquilaban barquitas de pedales y de remos para quien quisiera acercarse a los patos y otras aves que en ella habitan. Alcanzamos la cima de una de las dunas para observar el desierto que nos rodeaba y avistar el oasis donde nos encontrabamos. Al dia siguiente nos apuntamos a una excursion de dos horas en tubular por el desierto, donde tambien tuvimos la oportunidad de practicar sandboarding; que es como el snowboarding pero en arena. El viaje en el tubular fue muy divertido, no parabamos de chillar y reirnos como en una atraccion de feria, iba muy rapido y ascendia y descendia enormes dunas como en una montaña rusa. Llenos de arena hasta el ombligo volvimos al hostal para cenar y recoger nuestras cosas; a las pocas horas cogiamos un autobus hacia Arequipa. En nuestros planes no estaba ir a Arequipa, pero era necesario para ir al cañon del Colca ya que todos los autobuses salen desde alli. La ciudad nos sorprendio gratamente, con su plaza de armas, la mas bonita de las que hemos visto hasta ahora con una preciosa catedral que por la noche queda aun mas bonita iluminada. A las 3:30 de la madrugada salimos hacia el cañon del Colca, hacemos una primera parada en Chivay para almorzar. Despues de reponer fuerzas llegamos al mirador de la cruz del condor, donde conseguimos ver muchas de estas aves planeando a pocos metros de distancia. La experiencia de ver estas aves tan grandes de cerca, de hasta tres metros de embergadura, es increible, aunque es muy complicado coger fotos debido a la velocidad a la que sobrevuelan. Al rato llegamos al punto de partida de la caminata, cerca de Cabanaconde, fue un duro y peligroso descenso de cuatro horas hasta llegar al fondo del cañon donde comimos. Seguidamente caminamos tres horas mas hasta las cabañas donde pasamos la noche. Nada mas llegar nos dimos un baño en la piscina para refrescarnos antes de cenar. No tardamos en irnos a dormir ya que al dia siguiente emprendiamos de nuevo la ruta a las 4:30 de la madrugada. A mitad de noche nos despertamos debido a unos ruidos al lado de la cama, como en la cabaña no habia luz no llegamos a saber lo que era. Por los ruidos que hacia quiero creer que se trataba de un gato, el caso es que nos costo un rato volver a dormir. A las 4:30 sin haber amanecido empezamos el ascenso del cañon que habiamos bajado el dia anterior. La primera hora hasta que empezo a clarear nos resulto dificil ya que no veiamos muy bien donde poniamos los pies. La subida de tres horas fue muy dura, por mas que ascendiamos no veiamos el final a lo largo de un camino zigzagueante de gran pendiente. Llegamos echos polvo a la cima, donde descansamos media hora antes de ir a desayunar a un local de la plaza de Cabanaconde. Seguidamente continuamos en combi hasta las aguas termales La Calera en el pueblo de Chivay, la hora que pasamos en remojo a unos 30 graditos nos vino muy bien para relajarnos y destensar musculos antes de ir a comer a un restaurante del mismo Chivay. De regreso a Arequipa atravesamos la Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca donde vimos un monton de llamas y vicuñas ademas de preciosos paisajes. Al llegar a Arequipa nos dirigimos al terminal terrestre para coger un autobus hacia Cuzco.
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