La noche del 18 de Mayo cruzamos la frontera de Ecuador a
Perú por Huaquillas empezando el viaje en Cuenca hasta Chiclayo; en total unas 13
horas de viaje. En el paso fronterizo pasamos una hora con los tramites de
salida y entrada, mucho mejor y más ágil de lo que esperábamos, ya que habíamos
leído en la guía y nos habían contado que había que ir a dos oficinas
diferentes, una para sellar la salida y otra para la entrada, pero por fortuna
actualmente los dos tramites se hacen desde la misma oficina. Además habíamos perdido
la tarjeta andina y no sabíamos si íbamos a encontrar algún problema, pero nada
más bajar del autobús un oficial peruano muy atento nos ayudó. Llegados a Piura
tras diez horas de viaje cambiamos las mochilas de autobús y seguimos tres
horas más hasta Chiclayo. El paisaje en la costa norte de Perú era bastante desértico
y pobre, a lo largo del viaje pasamos por varios pueblos con calles sin
asfaltar, edificios ruinosos, suciedad… notamos un gran contraste con lo que habíamos
visto en Ecuador. Una vez llegados a Chiclayo recorremos el mercado formado
por cientos de puestos donde se vendía cualquier cosa, desde comida, zapatos,
ropa…hasta iguanas destripadas. Andábamos en busca del mercado de brujos, que
nos costó encontrar en medio de la multitud. Finalmente encontramos tres
pasillos de puestos llenos de todo tipo de plantas y semillas curativas,
animales disecados, huesos de animales que vendían como amuletos, velas…y
varias personas ofreciendo sus servicios como curanderos, adivinos…digno de
ver. En Chiclayo no hay nada más que ver así que decidimos coger un taxi hasta
la playa más cercana, el Pimentel. Damos un paseo por la arena y nos mojamos
los pies, el agua estaba helada! Vemos varias canoas hechas de caña llamadas
caballitos de Totoro que usan como embarcación de pesca. Paseamos por el muelle
que antiguamente se usaba para transportar sacos de azúcar en tren desde el
pueblo hasta los barcos exportadores, actualmente los raíles todavía se
conservan. Después cogimos un combi (especie de taxi de tres ruedas) que nos
lleva hasta Santa Rosa, pero se queda sin gasolina y tenemos que hacer el último
tramo andando. La playa está llena de barcos pesqueros, aunque alguno de ellos
parece abandonado. Debido a que ya estaba anocheciendo, que la zona era pobre,
todas las calles sin asfaltar y nadie por la calle la estampa era un poco lúgubre
y lo que más nos apetecía era salir de allí así que cogimos otro combi de
vuelta a Pimentel y de allí en taxi a Chiclayo. Al día siguiente cogimos un bus de cuatro horas hasta
Trujillo, después de descansar un rato en el albergue nos fuimos a visitar la
Huaca Arco iris y el complejo pre inca Chan Chan, de la cultura Chimu. Huaca
significa en quechua templo, y las construyeron con forma de pirámide escalonada
usando ladrillos de adobe. Dentro de la antigua ciudad Chan Chan visitamos el
templo principal llamado Nik-An recorriendo sus largos pasillos, patios
ceremoniales y plazas donde se celebraban rituales y sacrificios religiosos. A la mañana siguiente fuimos a visitar la Huaca de la
Luna y la del Sol de la cultura Moche, aunque esta última solo se puede ver
desde fuera ya que todavía no está excavada y abierta al público. La huaca de
la Luna se encuentra a los pies del cerro Blanco en un entorno totalmente desértico.
Datan del año 800 d.c. pero dan la impresión de ser mucho más primitivas.
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