Aquí
empieza nuestra aventura. Aterrizamos en Quito el jueves 2 de Mayo sobre las 11
de la noche. Después de casi 19 horas de viaje estábamos deseando descansar en
cualquier sitio. Pero el taxista no encontraba nuestro albergue, hasta que lo
encontramos de casualidad. En realidad no era en el que habíamos hecho la
reserva, aunque tenía el mismo nombre y sobretodo camas libres, así que no lo
dudamos y allí nos quedamos. Estábamos muertitos! Nos metieron en una habitación
de 8 donde solo quedaban libres las camas superiores de dos literas.
Al día siguiente salimos a ver Quito, empezamos por la ciudad vieja, donde se
encuentra el centro histórico de la ciudad. Quito está ubicado en un valle
entre montañas muy altas, por eso la ciudad es alargada y muchas de las calles
son fuertes pendientes. Después subimos al parque Itchimbia, localizado en la
cima de una colina, desde donde pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares
de la ciudad. Es inmensa, y parece como un pueblo gigante, solo en la parte de
la ciudad nueva hay edificios altos.
El sábado 4 decidimos ir a Otavalo, donde todos los sábados hay un mercado
artesanal indígena. La plaza central y todas las calles de alrededor están
repletas de puestos donde los locales ataviados con sus trajes regionales
tratan de vender su artesanía, comida, animales, flores.... A la vuelta a Quito
terminamos de ver la parte de la ciudad nueva que no nos dio tiempo de visitar
el día anterior.
Hoy nos hemos levantado muy pronto para ir hasta el pueblo Mitad del mundo,
donde se encuentra el monumento en conmemoración al paso de la línea del
ecuador. Ubicado dentro de un complejo con varias casetas con información y
exposiciones, como arqueología, impresionantes fotos de las montañas de todo el
mundo, una denterosa exposición de insectos donde vimos escarabajos
rinocerontes del tamaño de un pollo, y tarántulas peludas. Después de las
obligadas fotos en la línea de ecuador con el monumento de fondo nos hemos ido
de excursión al volcán Pululahua. Para ello hemos contado con Juan Carlos, que
nos ha llevado por una ruta poco transitada hasta un mirador natural con vistas
al cráter del volcán. A lo largo del camino nos iba contando los usos
medicinales de las distintas plantas del camino y curiosidades sobre los
antiguos indígenas de la zona. El mismo vive en el cráter de este volcán, único
habitado del mundo.
Estamos de vuelta en Quito y esta noche cogemos un autobús hacia Lago agrio
para visitar la selva.
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