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Santiago de Chile
Llegamos a Santiago el 4 de agosto por la noche y después de dar unas cuantas vueltas por fin encontramos un hostal donde dormir. Tom consigue contactar con unos amigos que están viviendo aquí y que muy amablemente nos ofrecen alojarnos en su casa; cogimos el metro hasta el barrio donde trabajan, una zona moderna con altos edificios de oficinas y llena de cafeterías y gimnasios. Después de comer con ellos y celebrar un cumpleaños de una compañera suya de trabajo nos fuimos andando hasta su casa para dejar las mochilas. Luego cogimos un metro hasta el palacio de La Moneda, la casa del gobierno, que estaba en obras así que no pudimos verla en condiciones. Seguimos caminando hasta la Plaza de Armas donde nos llamó la atención la mezcla de estilos de sus edificios, unos modernos y altos con otros antiguos de estilo colonial. Caminando por las distintas calles peatonales del centro nos sorprendieron los llamados "cafés con piernas", cafeterías donde sólo sirven café y que consiste en una larga barra que recorre todo el bar y a través de la cual puedes observar las largas piernas que lucen las camareras que lucen un corto y apretado vestido y zapatos de tacón alto pero sin resultar vulgar. Paseando por la céntrica calle O'Higgins vimos la biblioteca nacional y nos acercamos al cerro de Santa Lucía, pero no llegamos a entrar porque ya estaba oscureciendo y decidimos dejarlo para el día siguiente. Cuando regresamos a casa de Raquel y Pato estuvimos contándoles nuestras aventuras por sudamérica y ellos las suyas por Chile mientras picábamos algo de comer. Como era Santa Blanca había que celebrarlo así que nos llevaron a unas terracitas ubicadas en un subsuelo al aire libre donde probamos el piscola por primera vez; una mezcla de coca-cola y pisco, un licor típico de Chile.
A la mañana siguiente cogimos un metro hasta el estadio nacional de fútbol, aunque al estar vallado en sus alrededores no pudimos verlo de cerca. Desde allí callejeamos en dirección al centro pasando por el barrio Italia, un barrio coqueto lleno de casas unifamiliares utilizadas como restaurantes, tiendas y oficinas. LLegamos al parque Bustamante donde nos comimos el bocata que nos habíamos preparado mientras observábamos a un grupo de chicos haciendo skate. Después de comer fuimos hasta la plaza Baquedano donde se puede ver un enorme obelisco, y continuamos por el parque Forestal que recorre la rivera del río Mapocho. Al final del parque encontramos el museo de bellas artes; continuamos hacia el centro por las calles peatonales y más tarde volvimos a casa a descansar. Sobre las ocho de la tarde pasamos a recoger a Raquel a la salida de su clase de guitarra en el barrio Italia. Nos llevó a una taberna andaluza ubicada en el patio interior de una de las casas de la avenida Italia donde nos pusimos las botas a base de salmorejo, croquetas, tortilla de patata, patatas bravas, pimientos rellenos...todo un festín de comida española! Después de cenar fuimos a un bar de jazz a tomar un piscola, aunque justo ese día tocaban tangos.
Para el día siguiente habíamos planeado una excursión por el Cajón del Maipo, pero debido a la fuerte lluvia tuvimos que cambiar de planes. Aprovechamos la mañana para actualizar la web que teníamos muy retrasada y al medio día fuimos hasta el centro para comer algo y dar un paseo aunque todavía llovía por lo que no tardamos en regresar a casa. Cuando Raquel volvió de trabajar fuimos a comprar algo para cenar al supermercado. Preparamos un picoteo y al terminar nos quedamos un rato charlando mientras Blanca se entretenía preparando unos carteles de bienvendida con cartones para los amigos que llegaban de España al día siguiente.
Nos despertamos bien temprano para recibir a nuestros amigos en el aeropuerto. Nos despedimos de Raquel y le agradecimos por toda su amabilidad, fueron muy amables acogiéndonos en su casa y disfrutamos mucho de su agradable compañía. LLegamos al aeropueto a las 8 de la mañana y nos dirigimos a las llegadas internacionales, donde estuvimos esperando alrededor de una hora hasta que aparecieron por fin Sonia, Eva y Jorge. Alzamos las pancartas para que nos localizaran y cuando nos vieron echaron a correr hacia nosotros. Qué situación más graciosa! Nos pusimos a saltar y reir en medio de toda la gente. Una vez pasado el momento de euforia cogimos el autobús de vuelta a la ciudad, dejamos las mochilas en el guardaequipaje de la estación de autobuses donde a las diez de la noche cogeríamos un bus dirección San Pedro de Atacama, así que teníamos todo el día por delante para visitar la capital con nuestros amigos. Nos dirigimos a las calles del centro donde paseamos por las calles peatonales, casa de la moneda, plaza de armas...Continuamos caminando hasta el cerro de Santa Lucía; lo recorrimos hasta la cima desde donde se podía apreciar una vista panorámica de la ciudad, aunque como estaba nublado no se apreciaban las enormes montañas de la cordillera. Fuimos a comer por las calles de alrededor del cerro y continuamos caminando hacia la plaza Baquedano para visitar el parque Forestal hasta llegar al museo de bellas artes al que entramos para observar el interior del edificio. Continuamos callejeando de nuevo hasta las calles del centro donde nos tomamos un café, al terminar ya había empezado a oscurecer así que decidimos ir a la estación a recoger las mochilas y esperar la hora de salida. Nos esperaban 25 horas de autobús para recorrer los 1600 km que separan Santiago de San Pedro. Una vez acomodados en el autobús, como habíamos andado mucho a lo largo del día no tardamos en caer dormidos uno a uno.
Cuando nos despertamos ya nos habíamos quitado casi la mitad del viaje, suerte que se nos da bien dormir, menos al pobre Jorge que se le debio hacer un poco más largo. El paisaje que nos rodeaba era desértico a pesar de circular por la costa la mayoría del trayecto. A partir de Antofagasta la carretera continuaba hacia el interior pasando por Calama. Aprovechando el cambio de autobús en Antofagasta aprovechamos para comprar algo de comer y estirar las piernas. Al llegar por fin a San Pedro no teníamos ni idea de cómo llegar al hostal así que preguntamos a los carabineros que nos indicaron la dirección. LLegamos al hostal sobre las once de la noche deseando echarnos a dormir en una cama de verdad.
Categoría: Chile | Agregado por: tomasgs83 (30/08/2013)
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