Al llegar al puerto de Buenos Aires no teníamos ni idea de en qué parte de la ciudad estábamos ni hace donde teníamos que echar a andar por lo que preguntamos por la calle y nos indicaron un autobús hacia el centro que no pudimos coger porque sólo aceptaba monedas y no nos aceptó el pago a pesar de tener el importe exacto en billetes; todo un inconveniente para moverte en autobús ya que en general ningún establecimiento devuelve en monedas, nosotros tuvimos que cambiar en el banco. Como no pudimos coger el autobús fuimos andando hasta el centro durante alrededor de media hora hasta llegar a la Casa Rosada; para entonces ha ido oscureciendo así que tenemos ocasión de verla iluminada con focos rosas, por supuesto. Nos costó encontrar hostal ya que no habíamos reservado y encima era fin de semana, parecemos nuevos... Por fin encontramos uno en la céntrica avenida Corrientes por donde paseamos después de dejar las mochilas viendo gran cantidad de teatros hasta llegar al monumento del obelisco. Al día siguiente caminamos hasta la Casa Rosada esta vez para verla a la luz del día y luego callejeamos hasta llegar al vecino barrio de San Telmo donde todos los domingos se monta un inmenso mercadillo de artesanías y antigüedades que recorre una larga calle hasta una plaza llena de puestos con los más extravagantes y variopintos objetos. Después de cotillear un poco en el mercadillo nos dirigimos a la avenida 9 de julio, la segunda más ancha del mundo (nos paramos a contar los carriles y sumaban hasta 21!). Continuamos caminando hasta la sede del gobierno, que se trata de un edificio réplica de la Casa Blanca. Buscando algún sitio donde comer por la Avenida Córdoba nos cruzamos con Jorge Valdano. Después de comer fuimos hasta el barrio Recoleta, definitivamente el barrio pijo de Buenos Aires, donde se encuentran los edificios de viviendas más bonitas y muchas embajadas. Recorriendo sus calles nos encontramos una iglesia llamada Nuestra Señora del Pilar, construida en honor a la Virgen del Pilar de Zaragoza. Después de más de siete horas de andar necesitábamos regresar al hostal a descansar. Nada más despertarnos a la mañana siguiente cogimos un autobús hasta llegar al barrio de La Boca. Recorrimos sus calles llenas de casas de madera pintadas de alegres colores y tiendas de souvenirs con originales decoraciones y esculturas de futbolistas y personajes pintorescos a tamaño natural. LLegamos hasta el estadio de Boca Juniors donde visitamos el museo e hicimos una visita guiada por el interior del estadio. De vuelta cogimos un autobús hasta el barrio Puerto Madero para recorrer la zona empresarial llena de edificios modernos. Nos gustó mucho esta zona ya que está rodeada de extensos jardines y una gran laguna llena de aves y vegetación. A la mañana siguiente cogemos el metro (aquí llamado subte) para ir hasta el barrio de Palermo. Bajamos en la bonita plaza Italia y seguimos caminando cruzando por el jardín botánico y rodeando el zoo hasta llegar a una extensa llanura verde donde se encuentra el jardín japonés, un planetario y una laguna llena de patos que se nos acercaban pidiendo comida. Después de comer visitamos las galerías Pacífico, un enorme y elegante centro comercial. Más tarde acudimos al restaurante Los 36 billares donde habíamos reservado para cenar y ver un espectáculo de tango. Primero tocaron alguna pieza con piano y violín y después se les unieron dos acordeones y una cantante. Finalmente apareció una pareja que bailó entre las mesas del restaurante. Tomando las fotos del espectáculo la cámara se estropeó y el servicio técnico tardó dos días en arreglarla; en el fondo tuvimos suerte de que se nos estropeara en Buenos Aires ya que es en el único sitio de Argentina donde hay servicio técnico de Olympus. Además así nos vimos obligados a quedarnos un día más en Buenos Aires y tuvimos ocasión de visitar el barrio de Tigre e ir al teatro. El último día en Buenos Aires cogimos un tren cercanías hasta el barrio de Tigre una hora al norte de la capital. Se encuentra en el delta del río Paraná, una zona de arroyos que desembocan en el mar del Plata y donde hay construidas cientos de bonitas casas de madera a las que sólo se puede acceder en embarcación. Montamos en un bote que nos llevó por distintos ríos para poder observarlas de cerca. Después caminamos hasta el mercado de frutos pasando por el parque de atracciones, donde encontramos numerosos puestos de antigüedades, ropa, decoración, jardinería...casi de todo menos de frutas... De vuelta a Buenos Aires fuimos al teatro Liceo para ver la obra "Más de cien mentiras" un musical basado en las canciones de Joaquín Sabina. Nos gustaron mucho las coreografías, la interpretación de las canciones y la trama así como el teatro en sí. Realmente disfrutamos mucho los cuatro días que pasamos en Buenos Aires, y se puede decir que la exprimimos al máximo ya que no paramos de caminar y recorrer sus distintos barrios, además el tiempo nos acompañó a pesar de la ola de frío de los dos primeros días.
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